Lección Privada [Bryan]

Bien, tenía que admitirlo, había sido una buena idea ir hasta aquel lugar. Era "su ambiente" después de todo. Ningún cliente podría verles pero si los pets.

-Que sucio eres Amo~ -decía aún siendo cargado, cosa que por supuesto no era de su agrado, pero era Bryan y con él no tenía queja alguna. Solo esperaba que ninguno defraudase al otro.

-Al menos tienes buenas ideas eh - comentó con su voz un poco monotona.- Por supuesto que me importa la reputación de este lugar. Depués de todo me gusta mucho y no planeo dejar que se vaya a la mierda por uno que otro error. ¿No es acaso mi función ayudarte a subir el nivel de esto? -Al fin llegaron al salón de clases.

-¿Puedes bajarme?-

Reí con aquel comentario mientras lo cargaba. ¿Que yo era sucio? Hm, los pets me volvían así. Me obligaban a tomarlos de formas diferentes según mi estado de animo.
Por otro lado, Eiji parecía tener verdaderos deseos de quedarse en Pair Soul y de ser el profesor de los pets. Tenía talento, pero era momento de que probara lo que ofrecía a mis clientes, ¿verdad?
Una vez entramos en el aula, lo solté sin delicadeza alguna, sólo lo dejé caer. ¿Los pets caían de pie verdad? ¿O esos eran los gatos? Hm, daba igual...
Caminé hasta el que era su escritorio y me senté sobre él, clavando la mirada en quien sería mi juguete de la noche.
- Ilústrame, pet experto... - le adulé con una sonrisa viendo cada uno de sus movimiento. ¿Que iba a hacer ahora?

Genial, tuvo que tener un aterrizaje forzoso. Esperen, ¿Eso le molestaba? En absoluto.

-Pero que rudo~ - comentó al aire mientras le miraba desde el lugar en el que le había dejado. - ahahaha qué irónico, parece que me toca ser el alumno. ¿Qué podría enseñarte a ti? Nada. Pero esto no es una clase, solo es un pequeño juego ¿Verdad? -Con su chaqueta desaliñada, cayendole de los hombros y con varias vendas a medio sacar comenzó a gatear en dirección a su amo. Sus movimientos eran como los de un gato pero su contextura era demaciado para tan pequeño felino. ¿Una pantera tal vez?
No quitaba la mirada de los ojos de su dueño, sería una falta de respeto y es que tenía cero verguenza en lo que hacía.

Llegó hasta él y se posicionó entre sus piernas, sus manos fueron subiendo despacio (tortuosamente lento) por ellas, posicionandose en el borde de su pantalon.

-Creo que ya jugueteamos bastante ¿No? -se lamió los labios como una mala costumbre adquirida al sentir el calor de la entrepierna ajena- Aún no estas duro verdad? No eres tan fácil, por eso procuraré ayudarte mi Amo~ -desabrochó el pantalón ajeno y le sostuvo la mirada en silencio. Dándole el espacio para decidir si quería o no aquella atención.

Lo miré acercarse a gatas hasta donde me encontraba, recorriéndome con sus hábiles manos. No había conseguido ponerme duro del todo, pero poco le faltaba.
Le sostuve la mirada con la misma impunidad con la que el pet lo hacía, pero a la vez, viéndome en el reflejo de su ojo, un tanto lujurioso. Lo deseaba, tenía deseos de jugar con él. ¿Y quién podría impedírmelo? Nadie...
Era su dueño, él me pertenecía y estaba en mi derecho de utilizarlo.
- Muéstrame lo que sabes hacer... - le ordené tomándolo del cabello de forma insistente, para que comenzara a utilizar su boca.

-Pareces de mal humor. -comentó mientras dejaba expuesto el miembro de su amo.- Te haré olvidar todo por un momento, solo sentiras placer. Lo prometo. -sin decir nada más y sin escrúpulo alguno dio una lamida a todo el largo de su pene semierecto para después insertarlo de lleno en su boca comenzando con su trabajo magistral.

Succionó con insistencia al comienzo para luego ir intercalando lamidas y jugueteos con su lengua experta. A veces concentrando el estimulo tan solo en la punta, otras bajando hasta la base, incluso dando pequeñas mordidas cerca de sus testiculos, por supuesto con la delicadeza correspondiente a la zona. No quería terminar afectando la erección de su amo.

Poco a poco comenzaba a sentir el sabor típico de su semen, no porque se estuviera corriendo. Sino porque naturalmente su miembro se lubricaba con éste.

Su lengua se concentró en la punta un buen rato para despues volver a devorarlo completamente. De ahí en adelante se dedicó a succionar cada vez mas rápido y con más fuerza, lo más profundo que podía. Literalemnte parecía devorárselo.

¿Molesto? Tal vez siempre lo parecía, pero si esa era la excusa para comenzar a lamer mi extensión como lo hacía... Bienvenido sea.
Me acomodé sobre el escritorio comenzando a tirar de su cabello por momentos. No porque le estuviera imponiendo un ritmo o mostrándole como me gustaba, porque lo hacía exelente. Lo hacía más que nada porque me gustaba tratarlo de esa forma. Sometiéndolo por el simple hecho de ser su dueño y él mi pet.
Cuando comenzaba a tomar temperatura, lo separé mi miembro, dejándolo unido por un fino hilo de saliva a él. No quería acabar en su boca sin probar su cuerpo por completo.
- ¿Qué más tienes para mi? - sonreí malicioso tomándolo del mentón.

Los tirones en su cabello le comenzaban a exitar y casi reclamó cuando se vio separado de la entrepierna de su Amo.

Se lamió los labios demostrando qué ganas tenía de probarlo. Era una lastima que no hubiese acabado en su boca. Felizmente hubiese tragado hasta la última gota de su amo.

Continuó ascendiendo con lamidas a medidas que iba quitando la ropa del mayor. Quería sentir su calor, no la aspera tela. Se detuvo a jugar un instante en su ombligo para luego hacer otra parada en las tetillas de su amo. Lamiéndolas y mordisqueándolas hasta lograr que estuvieran duras como piedrecillas.

-¿Que más? -rió cuando llegó a su cuello, reconociendo las marcas que había hecho antes. Subió hasta sus labios para susurrar en ellos.- Todo lo que tu quieras. Espero que no juegues a ser un muñeco, es aburrido y me darán ganas de saltarte encima Amo~. -fue una sutil amenaza. Se separó un poco para quitarse la chaqueta, después de todo odiaba mancharla. La dejó en la silla del profesor y se quitó la polera y el resto de los vendajes exceptuando su ojo. Jamás se lo quitaba frente a otro. Desabrochó su pantalón lo justo y necesario para ser provocativo.

- Tus ojos me dicen que quieres jugar. ¿No tenemos prisa, verdad? -de su bolsillo sacó una navaja y la abrió apuntando el cuello de Bryan solo un segundo. De inmediato la volteó y se la ofreció en la mano. - Soy tuyo. -le invitó con los brazos abiertos a dejar su marca en su cuerpo.- Si tienes prisa por penetrarme puedes ignorar los juegos, eso depende de ti, mi Amo~

Dejé que hiciera su trabajo, aunque no duraría mucho... No iba a dejar que simplemente se sentara sobre mi miembro y se autosatisfaciera, iba a darle lo que quería... placer.
Leyó mi mente... Sabía que quería jugar, por lo que sonreí. Pero de repente sacó una navaja poniéndola sobre mi cuello. La miré por el rabillo de los ojos algo confundido. ¿Traición?... No imposible... No viniendo de este pet.
No me equivocaba. Acto seguido, me ofreció la navaja pidiéndome que deje mi marca en su cuerpo.
Sonreí satisfecho y lo levanté con el brazo libre por la cintura, para así recostarlo sobre el escritorio.
- No te imaginas como quisiera escribir mi nombre en tu cuerpo... - comenté apoyando el filo helado de la navaja sobre el lado izquierdo de su pecho, apretándolo contra la piel, pero sin llegar a cortarlo aún.
- Pero me arriesgo a bajarte el precio... - suspiré haciendo un corte en diagonal no muy profundo. Luego uno un poco más profundo en su muslo derecho, mientras lentamente me iba acomodando entre sus piernas.
Pronto me hallaba penetrándolo a medida que tajeaba partes delicadas de su cuerpo, pero sin llegar a hacerle heridas profundas.

La cara de sorpresa que logró generar en Bryan le fue, simplemente, impagable.

Se sentía satisfecho y agradeció que su amo aceptara el jugueteo antes de comenzar el plato principal.

-Pero que considerado eres - comentó incluso un poco conmovido, pero era algo estúpido preocuparse por sus heridas que ya de por sí eran muchas. Aunque claro, una cosa es un corte y otra es llevar un nombre inscrito en la piel. No era conveniente ni era estético para un pet. Lo comprendía aunque no le importaba.

-A-ah..~ -El primer corte le estremeció, rápidamente terminó de quitarse el pantalón para dejarle seguir jugando con su cuerpo. Su muslo comenzó a sangrar provocandole un cosquilleo por la piel. Lo único que lamentaba era que luego sería él quien debería limpiar todo, pero bah... no era tiempo para pensar en eso.

Se mordió el labio inferior para retener un gemido cuando Bryan comenzó a penetrarlo sin preparación alguna. Bien, no era que no pudiera soportar el dolor, pero su cuerpo seguía siendo humano y no estaba tan acostumbrado a ser el pasivo por muy suke que fuera, solía tomar la iniciativa con los clientes por que era un buen manipulador, para con sus alumnos por supuesto también solía ser más dominante por lo que tuvo que concentrarse y hacer acopio de todo su masoquismo para disfrutar aquello.

-Tsk... -Intentó relajarse tomando un par de bocanadas de aire, al menos algo tenía de bueno, no iba a llorar aunque quisiese porque la verdad, no podía hacerlo.

-Corta mas profundo. No voy a morir. -le aseguró con una sonrisa traviesa mientras pasaba un dedo por el primer corte en su pecho, quitando parte de la sangre que había escurrido y llevandose su dedo manchado a sus labios. Los lamió con la mirada fija en su amo, simulando las atenciones que había dado anteriormente a su miembro con su lengua. Con sus piernas rodeó las caderas del otro obligandole a continuar penetrandole hasta estar por completo dentro de él.

Con su quejido no pude evitar reír por lo bajo, era bastante estrecho para ser pet. Parecía dolerle más que lo penetrara a que lo cortara; era un tanto extraño.
Escuché su orden... quería que lo cortara más profundo. Hm, ¿me ordenaba lo que debía hacer? Niño atrevido...
- Vas a ser tu quien limpie la sangre... pet inmortal... - me burlé; pero a la vez le obedecí, haciéndole un tajo más profundo en su muslo izquierdo mientras que lo tomaba en brazos para que quede sentado sobre mi miembro.
- Eres más estrecho de lo que pensaba... - comenté apoyándolo con brutalidad contra la pared para comenzar a moverme dentro de su cuerpo en estocadas profundas.
Aun sostenía la navaja en la mano derecha, ya que lo cargaba usando el brazo izquierdo.
La volví a utilizar... corté su mejilla de forma lujuriosa con el animo de pasarle la lengua luego. Lamiendo la sangre que brotaba en cantidad.

-Jeh~- soltó ante el comentario sobre ser inmortal. Después de tantas cosas en su cuerpo parecía que le faltaba poco para serlo.

El dolor en su muslo le nubló la mente un momento. Su rostro estaba sonrojado por la extraña ola de placer que el dolor le producía, seguramente eso le daba un toque un poco más adorable ya que al ser tan pálido sus mejillas contrastaban enormemente.

-B-bryan...! -se aferró a su espalda como un gato salvaje cuando su amo cambió la posición. Había pensado en poder hacerlo esperar un momento al rodear sus caderas con sus piernas, pero aquel cambio de posición le cortó toda esperanza.

-Es... Mh... tu culpa... -le recriminó descaradamente- Eres casi el único... que me toma asi... Deberias ser mas.....Ah... conciderado~ -No, la verdad no era necesario. Por su parte que siguiera tratandole así, porque así y solo así se podía ver satisfecho.

Sintió que pronto la sangre no solo corría por el exterior de su cuerpo, sino tambien por el interior de su trasero.

-Idiota... -le reclamó entre gemidos- La cara no... -le recordó, despues de todo tenía suficiente con un ojo menos, el tener marcas en su rostro claro que iba a afectarle el precio.

"Idiota"
Clavé la navaja en la pizarra con un golpe violento, a pocos centímetro de su cabeza. Esta vez si había logrado hacerme enojar, nadie podía insultarme, menos un pet.
- Cuida tus palabras - dije en una tonalidad llena de odio mientras me volvía para apretar su cuello con la mano con la que antes sostenía la navaja.
Comencé a envestirlo con más fuerza, apretando su cuello con la misma tenacidad. ¿Un castigo? Tal vez lo era... Una represalia de doble filo, tan gratificante como dolorosa.
Una vez descargué mi ira en su cuerpo, solté su cuello, permitiéndole regularizar su respiración. Sonreí divertido sin poder evitarlo, definitivamente era de mi agrado hacerlo con Eiji.
- Creo que la marca te sienta bien... - dije apretándo en una caricia la herida en su rostro - Además no es muy profunda, no creo que te deje cicatriz.
Escondí mi rostro en se cuello, mordiéndolo y besándolo a la vez. Dejando mi marca en él...

Se vió sorprendido por el agarre en su cuello, sin embargo no reclamó por el contrario le dedicó una sonrisa sensual. ¿Asfixia? No le asustaba, ya varias veces había jugado con la asfixiofilia como para no ilusionarse con eso. Felizmente pudo haberse corrido por la falta de oxigenación pero la presión en su cuello no duró lo suficiente.

-Si vas a reaccionar así.. -Tosió un poco antes de poder retomar la frase- por mis palabras entonces.. No quiero cuidarlas~ -dijo de forma juguetona aunque con la voz un poco entrecortada tanto por la exitación como por lo delicada que había quedado su garganta tras el apretón.

A pesar de gustar del sadismo, los besos y las marcas en su cuello le robaban algunos suspiros, quizás porque ya se sentía a gusto con su Amo.

- Esta bien.. Ah.. Si tu lo dices, confío en ti. -La herida se abrió y ardió un poco, lo suficiente para estimularle.- Quiero más... más... y más... Hasta que tengas que llevarme a mi habitación por la responsabilidad. -le susurró mientras mordía su lóbulo, esta vez con la fuerza suficiente para hacerle sangrar. Aunque quiso no pudo contener las ganas de probar la sangre de Bryan. Si pudiese la verdad es que se lo devoraría... Literalmente.

Se estremeció al sentir el sabor de aquel líquido, aunque solo fueron unas gotas le hicieron feliz. Intencionalmente tensó su cuerpo buscando estrecharse más, dificultandole un poco las cosas al mayor. Odiando solo ser embestido. Aunque en su posición no podía ser más travieso si podía seguir jugando con cosas sutiles.

¿Sutil?
No, no lo sería.
Clavó las uñas en la espalda ajena a medida que fue perdiendo el control dejando marcas bastante visibles en ella. No se iba a detener. El también quería marcarlo, quería que no se ovidara tan rápido de aquel entretenido "juego".

Parecía ir todo a la perfección, a Eiji le gustaba el dolor y yo adoraba castigarlo. Este pet despertaba mi sadismo al extremo.
De la nada mordió mi lóbulo, haciendo que algunas gotas de sangre se escurran en su boca. Me quejé inaudible, pero no me moví. Le dejé el "obsequio" por el sólo hecho de estarme haciendo disfrutar; aunque no tardé en comentar su atrevida acción.
- Tsk... maldito canival... - susurré mordiendo con un poco más de fuerza su cuello, resistiendo los deseos de apretar con más fuerza y arrancarle un pedazo. Me daba esa sensación su piel, tan clara ... tenía un aspecto demasiado delicado. Por momentos, me daba la impresión de que iba a romperlo. Olvidaba la clase de pet con quien trataba.
Dejé que me marcara con sus uñas y que jugara con mi paciencia al tensar su cuerpo para dificultarme la tarea de follarlo.
Decidí cambiar de estrategia, todavía me faltaban muchas cosas por probar. Lo volví a alzar sin salir de su cuerpo y lo puse sobre el escritorio; abriendo sus piernas para continuar con mis estocadas.
- Conociéndote... deberías tener algún que otro juguete divertido en tu "territorio" - le dije tomándolo del rostro con una de mis manos para que me mire directo a los ojos.

¿Canival? Quizás si lo era, al menos a veces. No era que le gustara en especial la carne humana pero tenía que admitir que la sangre le ponía.

Sus ojos le hipnotizaban, le robaban un poco el aliento y por su parte le devolvía la lujuria que en el había, tanto con la mirada como con los gestos de su boca, como con todo su cuerpo en general.

Apoyó su cuerpo de medio lado para poder acomodarse un poco. Lentamente dejó ir la cabeza hacia atrás, dejando ver las marcas que estaba seguro ya eran notorias en su cuello. A la vez aprovechó de perderse un poco en las sensaciones de su cuerpo hasta ser interumpido por la voz del otro.

-Vaya, no pensé que los necesitaras~ -Dijo con su burla habitual a pesar de saber que en efecto Bryan NO los necesitaba para hacerlo venirse una o dos veces, pero si sería divertido jugar con una que otra cosa, ¿No?.

-Por supuesto que tengo. Pero es un se-cre-to. -Se lamió los labios mientras miraba alrededor del salón, imaginando que por un segundo ser descubierto.- ¿Porque no los buscas? No es dificil dar con ellos. -mientras hablaba jugaba con sus manos por sobre su propio cuerpo, presionando y jugando con las heridas, bajando lenta y sensualmente hasta su entrepierna, obligandole al otro seguir con la vista sus acciones.

-Te estaré esperando. - -susurró al verse con el rostro tomado. Le devolvió una sonrisa complacida y casi ronroneó contra su mano.

Me quedé hipnotizado por sus movimientos, tan sensuales y atractivos. Lograba hacerme desear con facilidad a medida que recorría su propio cuerpo acariciando las heridas.
- ¿Me harás buscarlos? - me detuve de repente al escuchar sus palabras; manteniéndome dentro pero sin envestirlo - podría perder el interés y enfriarme...
Saqué mi miembro hasta la punta y lo volví a introducir de forma lenta, una tortura para mi propio juicio, pero de una forma extraña, hacía el juego más "interesante". ¿Cuánto podría aguantar sin intentar partirlo al medio?
- Dame una pista... - dije sin más aun mirándolo fijamente.

-Yo tampoco quiero ir por ellos -confesó con tranquilidad y es que estaba cómodo y prendido como para molestarse en esas cosas.- Pero tampoco quiero que salgas de mi~ -dijo mientras le rodeaba con sus brazos.

-Bueno, creo que es inevitable -accedió con algo de pereza- Ahí. -señaló un mueble negro de dos puertas, bajo, en el rincón cercano a la mesa del profesor. Ahí había de todo y de todo estaba dispuesto a probar con Bryan.

-No tardes~ -dijo alzando las caderas para hacer salir a su amo por completo de su interior. Soltando de paso el abrazo, quedando tendido en la mesa mientras esperaba por la diversión.

- ¿Y quién dijo que saldría de ti? - lo tomé de las piernas nuevamente y se lo metí de una sola vez - tu me acompañarás a buscarlos...
Lo alcé tomándolo con un brazo por la cintura, dejando que mi miembro dentro de su cuerpo aguante gran parte del peso. Luego caminé hacia el lugar indicado y abrí las puertas del mueble. Tomé dos de los objetos que me interesaron y luego miré a Eiji.
- Te dejaré tomar uno... - le permití susurrándole al oído para luego morder su oreja marcando una linea curva en ella.

-Eres un ... -No alcanzó a terminar la frase. Tuvo que ahogar un gemido en la garganta al verse alzado nuevamente. Su cuerpo tembló por la sacudida electrica que aquello generó por lo que mientras Bryan avanzaba él solo intentó controlar su cuerpo y disfrutar del suave dolor que de seguro no le dejaría caminar en un par de horas.

-Mh..Me da igual.. Saca lo que quieras, de todas formas ya conozco todo lo que ahí hay. -inspiró con fuerza aferrado de nuevo como un gato salvaje. - Si tienes ganas coge la fusta -le susurró luego de sentir la mordida en su oreja ante lo que devolvió una mordida en el hombro ajeno.

¿Eran bestias?
Sí, quizás sí.

- Mm... - dejé que me mordiera mientras tomaba lo que me había "recomendado" - parece que sólo conoces el dolor como único placer... - comenté dándole una rápida lamida a la herida de su rostro.
Volví hacia el escritorio sacando mi extensión de su cuerpo, observándolo de arriba abajo, cada expresión, cada suspiro. El salón ya no era el lugar idel para desencadenar mis deseos. Sin embargo, no tenía la menor intención de volver a cambiarme para salir y llevarlo a su cuarto, ni siquiera el caminar hasta allí. Terminaríamos de jugar en el salón, seamos vistos o no.
- ¿Qué te parece empezar por algo simple? - tomé mi "primer juguete", y aunque en realidad no haya sido creado para eso, era uno de los que más me entretenía. Era una simple vela...
La prendí con el encendedor que se encontraba en el bolsillo de mis pantalones y dejé que comenzara a consumirse frente a sus ojos. Una vez comenzó a derretirse, dejé caer el líquido caliente sobre su vientre penetrándolo nuevamente. Sólo me adentraba en su cuerpo cuando la vela tocaba su piel, consiguiendo que ambos dolores se produjeran a la vez.

-La idea es que me corra, ¿No? -dijo con cierta burla en su respuesta. En parte podía decir que lamentaba ser tan exigente en cuanto a sexo se trataba. Por lo general cumplía bien su trabajo pero pocas veces realmente llegaba a disfrutar de la misma manera que su pareja. Por supuesto, este no era el caso. - Pero no solo es el dolor. Todo bien conjugado es mejor, ¿No? -dijo antes de sentirle salir de su interior, cosa que esta vez le molestó.

Se quiso acomodar en la mesa, incluso incorporar pero una punzada fuerte se lo impidió por lo que optó por hechar la cabeza hacia atras y quedarse tal cual en la mesa.

-Vaya~ Qué recue...ah!...-miró la vela y la lujuria en su amo. Asi que no solo sería la vela sino también las estocadas. Exquisita combinación.

El cuerpo de Eiji se tensaba al sentir las gotas de cera caliente sobre su cuerpo, sí, al mismo tiempo que era penetrado. Rápidamente se encontró jadeando con fuerza, apretando un poco los puños cuando su piel comenzó a sensibilizarse.

Machaba su cuerpo con pequeñas gotas blancas, quemando su piel y así saciando mis sadicos deseos. Sus expresiones me tenían a punto, podía ver que le dolía, pero a la vez, le gustaba tanto como a mí... Era perfecto.
Pasé mi mano por su rostro, como una forma de felicitarlo y luego introduje dos de mis dedos en su boca, dejando que los saboree. Debía mantener todo su cuerpo en "acción".
Los deslice por su lengua hasta la parte más profunda de su garganta y luego los quité, permitiendole respirar. Volví a repetirlo una y otra vez mientras los penetraba y quemaba, hasta llegar a hartarme.
Apagué la vela frente a él dandole un pequeño descanso... acaricié su cuerpo cuebierto de manchas de vela seca y arranqué algunos trozos riendo por lo bajo.
- Creo que necesitarás el día libre para cuando acabemos... ¿podrás dar clases después? - me burlé de su estado que, sin poder evitarlo, me atraía demasiado.

A medida que más le follaba menos podía retener los gemidos en su boca. No era de aquellos que gritaban como en las peliculas de porno barato, pero sus jadeos rapidamente comenzaron a salir en efecto, roncos, pero lo suficientemente audibles para su compañero.

-Tsk... Ah... -no podía decir nada pues su boca también se encontraba ocupada. De a ratos le faltaba el aire y su cuerpo se perdía en todos los estimulos. Su cuerpo por completo ardía y su entrepierna delataba su estado de forma evidente. Estaba muy duro al punto que se generaban unas esporadicas punzadas en su ingle de vez en cuando.

Cuando Bryan apagó la vela Eiji casi gruñó, podría haber hecho un poco más, pensó, haber sido un poco más cruel oon su miembro, pero quizas algo así era demaciado al menos para aquel encuentro.

Eiji parecía embriagado, su respiración estaba agitadisima y su cuerpo al fin caliente.

-No crees.. que me estas subestimando? -se rió mientras que, con algo de esfuerzo, se volteaba sin sacar a Bryan de su interior. Quedando en sus cuatro extremidades sobre la mesa, cambiando la posición para pedir algo de atención en su espalda y mantener el dinamismo entre ellos.

-No te detengas amo~ Todavía ninguno de los dos se corre. -Lo miró hacia atrás, expectante por más. Pero incluso antes de que bryan se moviera el mismo pelimorado comenzó a mover las caderas, marcando ahora él un ritmo envolvente y continuo para los dos a pesar de todo dolor.

Observe cada uno de sus movimientos, dejando que cambie de posición a su voluntad. Pase una mano por su trasero cuando comenzño a "follarse por si solo".
- De acuerdo... supongo que mañana te daré el día... - sonreí malicioso tomando la fusta que él había escogido, dándole un primer golpe en el centro de la espalda, usando las dos manos para manejarla, así dejando que él se me mueva tortuoso contra mi pene.
- Ve más rápido - le ordené volviendo a golpearlo con más fuerza para luego acariciar su columna y volver a golpear.
Lo tomé por la cintura para que mi entrepierna se clavara más profundo en su interior y tiré de su cabello para que pusiera atención a lo que hacía.

-TCH! -chistó apretando los dientes ante el primer golpe con la fusta. No se lo esperaba tan fuerte para ser el primero, sin embargo eso no le detuvo. Continuó moviendo las caderas al mismo compás que se veía interrumpido tan solo por la desconcentración que le producian los golpes.

-A-Ahh~ -Su cuerpo temblaba y su voz de a ratos se quebraba. Sí, aquello si que dolía, mucho más que la vela o que las mismas estocadas en su trasero.- Bryan...! -curvó la columna ante el tirón en su cabello. Sí, sinceramente si iba a necesitar ese día libre.

-T-tendrás que... ir a cuidarme -exigió mas que nada como una broma, cosas como esa eran obvias que un pet no podía pedir, a demas no era tan inconciente, tan idiota como para no saber que Bryan tenía muchas cosas que hacer. Por otra parte el tampoco era tan dependiente, pero le encantaba decir esas cosas, jugar, ironizar todo cuanto podía.