Al fin volvía a su habitación luego de todo el día estando "ocupado". Le gustaba mucho su privacidad, no podía negarlo ya que despues de todo solo ahí encontraba su amado silencio, solo ahí podía hacer lo que le viniese en gana. Por supuesto una de estas cosas era su "mala costumbre". Era su placer culpable, su pecado morboso, su deleite personal.
Se quitó la chaqueta y la dejó perfectamente colgada. Siguió la camisa con la que no tuvo el mismo cuidado. Luego las vendas, menos el parche en su ojo. Se apreciaban en su cuerpo las multiples heridas cortopunzantes. Algunas aún abiertas, otras con algunos puntos en proceso de cicatrización, otras ya eran viejas cicatrices. Su cuerpo era un tablero lo que normalmente debería haberle bajado el precio sin embargo eran pruebas de su (insana) experiencia. Como medallas de honor del campo de batalla, pero bien, al final solo eran su propia diversión. Era un tipo inusual después de todo. ¿No?
Sacó una navaja, una de las tantas cosas que había en su velador con la que en un movimiento se hizo un corte en el abdomen.
Ah~
Su pasajero momento de éxtasis se vio interrumpido por el sonido de la puerta. ¿Quien rayos sería? ¿Un cliente? ¿Bryan? ¿Algúno de sus almunos? Ni idea. Rápidamente luego de guardar la navaja se paró para abrir sin molestarse en cubrir su torso.