Recorriendo mi nuevo hogar [libre]

Abrí la puerta de la habitación lentamente, intentando no hacer ruido. Era muy temprano todavía y no quería despertar a Albert, pero la curiosiosidad me mataba.
Desde que había llegado, no había tenido la oportunidad de ver el que ahora era mi hogar. Sólo había inspeccionado la habitación en la que mi amo me curaba.
Aún estaba adolorido, pero salí a investigar con lentitud. Procuraba no hacer movimientos bruscos que me causaran más dolor o empeoraran mi situación. No había porqué preocupar al amo con mi estado de salud, no era su obligación después de todo, ya que le habían vendido un "pet defectuoso". Yo había sido entregado dañado...
Pero antes de que pudiera comenzar el recorrido...

-... ¿Kadaj?

Musitó algo adormilado, desde la cama. Oh, era muy temprano, sí, pero el calor del menor que había desaparecido le hacía temblar. Él, después de todo era muy friolento.

-U-hm... ¿Estás bien?

Se incorporó levemente, despeinado.

Me volteé un tanto avergonzado. Finalmente lo que no pretendía hacer.. lo hice.
Me aceerqué bastante precipitado hacia el borde de la cama y me arrodille en el borde, quedando frente a Albert.
- Siento mucho haberle despertado... - me disculpé poniendo mis manos sobre una de sus piernas.
Finalmente la brusquedad de mis movimientos surtió efecto y una puntada atacó la boca de mi estomago. Bajé la cabeza y me trragué el gemido, ya que no quería preocuparle. Mucho menos quería que me hiciera volver a la cama sin antes haber acabado con mi recorrido.
- Estoy bien... no escaparé. - le aclaré mostrando un poco mi rostro para demostrarle que no mentía... Aunque mintiera ocultando mi dolor bajo una sonrisa.
- Puede volver a dormir, yo sólo quería dar un paseo por la casa, ¿me lo permite?
Lo ataqué con mi mirada de cachorro que ruega, que salía por si sola. No era algo ensayado ni caprichoso, sólo rutinario.

-Hey, no importa... Pero ¿Estás bien?

Se levantó todavía adormilado, aunque ya había pasado la hora de despertarse. Quizás fue el cansancio mental el que lo hizo dormir más rato de lo normal.

-Claro que puedes dor... mirar, digo. -Agitó un poco su cabeza- Yo me bañaré ¿Sí? Tú puedes ver las cosas mientras tanto... Luego nos prepararé algo de comer, tesoro.

Le sonreí y besé sus labios como agradecimiento, una caricia simplemente. Luego me levanté dispuesto a recorrer el lugar, pero algo me detuvo. ¿Qué no era una buena oportunidad para continuar lo de ayer?
Me volteé hacía él, con lentitud, rozando lo sensual, y estando él aun sentado en el borde de la cama, aproveché para sentarme en su regazo.
Lo abracé y acaricié con mi rostro, mimandolo antes de preguntar:
- ¿Puedo bañarme contigo? - lo dije sin mirarlo, intentando que no pareciera un plan, sino más bien algo espontaneo - Por favor... - rematé con la súplica, esta vez mirandolo para luego besar su mejilla.

Lo quedó mirando sorprendido, pero le sonrió suavemente.

Sí, después de todo, sería una buena mañana.

-Está bien, puedes hacerlo...

Se levantó de la cama, y se estiró un poco, para luego sacarse la polera que llevaba y tirarla encima de la cama. Dejó ver un torso muy bien trabajado, fuerte.

-¿Vienes?

Estiró la mano hacia él.

Miré su cuerpo de arriba a abajo sin pudor, no conocía esa palabra, jamás me la habían enseñado. Me gustaba el porte de Albert, conseguía que de alguna forma un poco retorcida me sintiera más pequeño de lo que era. Eso me divertía... ya que jugar como un niño era lo que más me gustaba de tener un amo.
Cuando me extendió la mano, me levanté de la cama, pero no la tomé. Preferí correr a abrazarlo, esa clase de contacto era más agradable.
- Vamos... - respondí mimandolo como de costumbre, sólo me faltaba ronronear.

Le robó un suave beso, y lo atrajo a su cuerpo, sintiendo el calor, ese delicioso calor por todas partes contra su desnuda piel. Le sorprendió que el chico ni se sonrojara. Quizás estaba acostumbrado. Eso le puso un tanto triste, pero no lo demostró ni un ápice.

-Hn...

Lo tomó suavemente, en volandas, asegurándose de no hacerle daño, y se lo llevó consigo al gran baño que tenía. Lo sentó en el borde de la bañera, y abrió el agua de la regadera para que se calentase.

Dejé que me cargara hasta el cuarto de baño, se sentía bien ser tratado con tanta atención, como si fuera algo fragil y de gran valor...
Tal vez si era fragil, mi cuerpo estaba maltratado. Y también era caro, ya que Albert había gastado una gran cantidad de dinero en mi. Todo concordaba...
Una vez me dejó en el borde de la bañera fijé mi vista en el agua cristalina que caía de la regadera... las regaderas me recordaban a los cortos baños que se me permitían tomar en Pair Soul, en una habitación amplia y a la vista de todos. En esta ocasión, sólo la regadera se le parecía y, incluso, podría decir que los ojos de Albert. Él podría observarme como lo hacían en la tienda.
No, con él era diferente.
Me acerqué y sin decir palabra, acaricié su pecho bajando por suvientre hasta llegar a la parte superior de su pantalón. Allí, arrodillado en el piso, comencé a quitárselo.

-Hey... ¿Qué haces?

Musitó algo sonrojado. No era que le molestaba... Pero sí le avergonzaba un poco. No estaba acostumbrado a las relaciones (¿Eso era esto?) tan directas, menos el contacto físico.

-N..no te arrodilles, ten cuidado con tus heridas, pequeño...

Lo volvió a levantar, pero a su vez, también deslizó suavemente la yukata del menor por sus hombros. A él le gustaba desvestir, no que fuera al revés.

-Hm... Mucho mejor así.

No pude evitar mostrarme un poco molesto cuando me levantó del suelo. De seguir así, parecía que jamás tendría la oportunidad de "hacerlo" con él. Yo lo deseaba, pero el sentimiento no era era recíproco... o eso pensaba.
Me mostré sorprendido cuando me quitó la yukata ; mi única prenda. Pero pronto mi sorpresa fue remplazada por una vaga sonrisa- Se sentía bien ser desvestido por él.

-Mira... Por ahora evitemos movimientos innecesarios para tí ¿Está bien?

Se acercó a su cuello y lo besó suavemente, inhalando su dulce aroma. Era un gusto, poder hacer eso... Hacía tanto que no estaba con alguien...
No es que a cualquiera pudiera gustarle, claro. Un cuerpo lleno de cicatrices de guerra no era el favorito de la gente en general.

Él mismo se quitó los pantalones, y entró a la regadera, desnudo, y tembló un poco ante el agua caliente. Le hizo un ademán al chico para que entrara con él.

-Pero sólo por ahora, lo prometo... Más tarde... Eso puede cambiar..~ Aunque como he prometido, no te haré daño ¿Entiendes?

Un suspiro de placer escapó de mis labios al sentir como me besaba el cuello. Era tan cálido y dulce que me parecía completamente inusual, tanto que me hacía desear volver a sentirlo. Todo lo que hiciera Albert me era desconocido. Quitarse la ropa por él mismo, pensando en mi salud antes que su placer, era un perfecto ejemplo.
Las piernas aún me ardían, pero hacía lo posible por ocultarlo. Tampoco quería que él se fijara tanto en mis problemas, después de todo yo estaba para servirle. Para lo que quisiera...
Se metió a la ducha con una frase que, finalmente, tiñó mis mejillas de un rosado muy claro. Me había dado una indirecta bastante atractiva.
Tomé su mano y me metí cuidadosamente en la ducha.
- Aaah ~~ - no pude reprimir mi gemido esta vez. El agua caliente hacía que las quemaduras en mis piernas ardieran más.
Me apresuré a abrazarlo para ocultar mi rostro en su pecho desnudo, no quería que me viera así, por lo que proseguí besandolo con suavidad hasta llegar a su cuello, y allí en puntas de pié, besar sus labios.
- Tu cuerpo es muy cálido - comenté abrazándolo, pegando mi cuerpo al suyo, rozando su intimidad por momentos.

-Hey... ¿Qué sucedió?

Le tomó con suavidad, y le sacó del agua caliente. ¿Acaso le habían quemado, aparte de golpearle? Era lo único que se le ocurría. Sabía lo que era estar quemado y que te tiren agua hirviendo encima.

-¿Qué más te hizo Soul?

Bajó un poco la temperatura del agua, y acarició la mejilla del menor.

Me mordí el labio cuando me sacó del agua. Lo había notado estaba seguro... había notado mi dolor.
Me sentía apenado, no era mi intención preocupar a Albert, pero tampoco podía hacer nada para remediarlo... Decirle que me encontraba bien sería mentirle y no responder a sus preguntas sería ser desobediente.
Me incliné un poco y lo besé antes de contestar:
-Por favor, no se enoje - había aprendido en el poco tiempo que había estado con él, que no me gustaba verlo enojado. Eso empeoraba mi estado, me hacía sentir mal - El señor Soul... - hice una pausa vacilando la forma correcta de relatar los hechos - él estaba enojado por cosas que cree que hice... dudo que sean ciertas, pero él se veía convencido. Fue por eso que me ... quemó las piernas... con un encendedor.
Habia sonado mal, horriblemente mal... pero ya lo había dicho.

-Claro que no me enojo contigo, pequeño bonito... -Susurró, intentando calmarlo.- No te haré nada malo... ¿Recuerdas? Vamos a calmar eso con compresas frías, ¿está bien? Terminemos de bañarnos.. ¿Puedes hacerlo sin forzarte?

Lo volvió a besar con suavidad, cuidadoso.

-¿En dónde más te quemó?

Me sentí más aliviado con las palabras de Albert, no parecía ni un poco enojado... Por suerte mi mala selección de palabras no le había afectado, por lo que cuando me besó, le respondí el beso más animado que de costumbre. Un agradecimiento.
Asentí cuando habló de tratar las heridas e inmediatamente negué con su última pregunta.
- No me quemó en ninguna otra parte... el "profesor" lo detuvo... no entendí muy bien porqué.
Volví a entrar a la ducha con ayuda de mi amo. El agua ahora tenía una temperatura que mis quemaduras podían soportar, pero me preguntaba si el agua no estaría muy fría para él.
- ¿Se seinte bien el agua? - pregunté acariciando su rostro con dulzura.

-Sí... De todas maneras estoy acostumbrado a ducharme con agua helada, por el ejército, así que todo bien, pequeño.

Sacó el jabón, puso un poco en la palma de su mano, y comenzó a masajear suavemente, el pecho de Kadaj, su cuello, cuidado de que no le doliera en lo más mínimo.

-Si te duele no dudes en decirme ¿Está bien?

Lo atrajo más hacia su cuerpo.

En ese lugar... ¿lo hacían bañarse con agua helada? Debía de ser horrible, no poder disfrutar ni siquiera un buen baño relajante. Yo no lo resistiría.
Deslicé mi mano desde su rostro, por su cuello y hasta su pecho en forma de consuelo mientras él me enjabonaba. Una pequeña risilla salió de entre mis labios ante el tacto de sus manos, una risilla traviesa. Me gustaba ver como sus manos se deslizaban por mi cuerpo... y me tengo a probar.
Tome un poco de jabón, imitando sus movimientos, pero en vez de empezar por su pecho, empecé por su torso, acariciando uno por uno sus abdominales hasta bajar a su vientre... Bajando lenta y tortuosamente hasta su entrepierna, a quien decidí, "dejarla bien limpia" mientras la masajeaba con el jabón en las manos.

Un gemido de sorpresa se le escapó de los labios al sentir como comenzaba a masajearle.

Su auto control se comenzaba a escapar de sus manos, como el jabón, en ese mismo instante. Lo tomó por las caderas y lo atrajo hacia él, buscando sus labios.

-Kadaj...

"No puedo controlarme, lo lamento.."

Lo besé sin pudor abrazándolo con ansias. Besarnos, desnudos en la ducha, para mí era la más clara demostración de amor; por eso mismo me alegraba.
Continué acariciándo en aquella parte tan sensible mientras me pegaba más a su cuerpo repitiendo su nombe.
- Al... Albert... te amo.. - lamía sus labios y los mordía por momentos, haciendo lo posible para que "me demostrara sus sentimientos"

Le atrajo más contra su cuerpo, necesitado. Aquél chico era como una droga. Siguió enjabonándolo, sin querer sobrepasarse mucho todavía, y luego siguió con su propio cuerpo, sin olvidar, claro, las caricias en el menor.

Me aproximó más contra su cuerpo, consiguiendo sacarme un sonrisa, pero sólo fue eso. Un acercamiento.
No quería rogar, me negaba a pedir algo por mi propio bien y no por el bien de mi amo. Pero la situación me ponía cada vez más rebelde. Hacía lo posible para mantenerme a raya, pero me desesperaba e incomodaba ver que yo deseaba más a Albert que él a mi.
¿Por qué me había comprado si yo no le atraía?
Comencé a enjuagar su miembro, el que me había esmerado en enjabonar tomandome mi tiempo, y apoyé mi cabeza contra su pecho. Pasé mi manos por su espalma, volviendo el abrazo más estrecho, permitiendole sentir mi cuerpo a pensar del dolor que comenzaba a intensificarse con la fuerza con que me pegaba a él.

-No me gusta hacerlo en la ducha. -Murmuró, un tanto sonrojado, atrayendo su cuerpo más y cerrando el agua.

No resistía más. Su entrepierna ya estaba dura con las caricias del menor, y temblaba de vez en cuando de necesidad.
Lo tomó con suavidad y dulzura, procurando no pasarle a llevar nada que le doliera, y lo llevó, raudo, a la cama.

-Lo lamento, pero no doy más...

Buscó sus labios con necesidad, y lo atrajo más, tocando su cuerpo mojado, sus manos frías casi resbalándose por la piel mojada, todavía con resquicios del jabón que antes ocuparon.

Rozó sus muslos con delicadeza, sin tocar las partes que ya sabía que estaban dañadas.

-Te adoro, Kadaj...

Le didiqué una mirada confusa al escuchar su comentario. ¿A qué se refería...? No le gustaba en la ducha... ¿pero en otro lugar si?
Cerró la regadera y me llevó de forma suave a la cama. Todo lo que hacía conmigo era suave, una muestra de que le importaba... Tal vez había sido muy quisquilloso y demandante con él; teniendo en cuenta todo lo que él hacía por mi, yo sólo le imponía lo que deseaba, poniendo la escusa de que si no lo hacía "no me queía". Sin embargo, el que se disculpó fue él, lo que me hizo sentir bastante culpable y a la vez confundido cuando comenzó a besarme.
¿Es que no quería sentir esta clase de atracción por mi? ¿Era una persona diferente en ese estado? ¿O tal vez temía hacerme daño?
El daño por lo que seguía no era algo a lo que no estuviera acostumbrado, pensé en decirselo para no preocuparlo... pero me arrepentí al último instante, no había porque hacer público mi tiempo de "uso" en Pair Soul.
Decidí dejar de pensar... y dedicarme sólo a sentir.
Comencé a responder el beso con ganas, pero sin dejar de ser suave y hasta incluso cariñoso. Me gustaba la forma en la que besaba, se sentía diferente, te daba la sensación de no querer acabar. Sus manos acompañaban ese deseo, recorriendome atrevidas pero cuidadosas.
Pasé mis manos por cuello y le abrí paso entre mis piernas para sentir más el roce de su piel. Y finalmente sus palabras me hicieron sonrojar.
"Te adoro, Kadaj..."
No tenía respuesta a eso, no podía simplemente agradecer tal gesto, por lo que me propuse a compensar sus sentimientos. Si el me quería hasta el punto de decir que me "adoraba", entonces yo me encargaría de hacerlo feliz...
- Te amo, Al... - pude susurrar, aun acariciando sus labios, en el primer momento en el que nuestras bocas se dieron un respiro - Por favor... no te contengas... has lo que te plazca conmigo.