Recorriendo mi nuevo hogar [libre]

¿Lo amaba? Se preguntó si ese chico realmente conocía el amor, o sólo una versión de éste distorcionada por todo lo que había vivido.
Las palabras siguientes lo confundieron. ¿Lo que le placía? ¿A qué estaba acostumbrado Kadaj? Quizo contestar, pero comprendió que arruinaría el momento si lo hacía. Para después, pensó.

Bajó con besos por su cuerpo, rozando delicadamente su cuello y torso con sus labios. Lamió con delicadeza sus pezones, chupándolos y mordiéndolos con cariño.

-Hm...

Él era, en definitiva, irresistible.

Me removí de placer con cada beso, cada caricia. Albert conseguía sacar una sensación en mi cuerpo que desconocía. Su forma de reclamarme como suyo era diferente, todo se sentía más intenso... Demasiado.
-Ah ~~- gemí arqueando la columna ante la primera lamida a mi pezón izquierdo - Mmm ... - y me hundí en las sabanas con el mordizco, colocando una de mismanos sobre su cabeza, acariciando y jugando con su cabello.
Más pronto de lo que había imaginado, mi cuerpo comenzaba a levantar temperatura, buscando cariñosamente la atención de su amo.
Me deslicé de forma juguetona pero agil, hacia donde estaban posados sus labios y lo besé. No era mi intención marcarle el ritmo, sólo deseaba poder hacer algo para complacerlo.
Acaricié sus abdominales, apreciándolos con la yema de los dedos, y posé mi otra mano en su espalda, rasguñandola un poco a medida que profundizaba el beso.
- Al... permiteme que te complazca, por favor... - susurré a su oído para luego lamer y morder su lóbulo en forma de "llamado de atención", sin dejar de parecer un niño al hacerlo.

Le devolvió el beso, dichoso.

-El día de hoy es mi turno... Déjame hacerte sentir como nunca, mi pequeño.

Quería hacerle sentir como jamás lo había hecho, quería, que por primera vez, él se sintiera atendido y relajado. Amado.

Siguió bajando por su cuerpo, reanudando el mismo camino anterior, sólo que esta vez besó el pezón derecho, mordiéndolo y chupándolo suavemente.

Bajó por un camino de besos, dulcemente, procurando no apretarle mucho, para no dañarle más de lo que estaba.

Hallábase deleitado.

Acaricié su rostro con ambas manos al escuchar la respuesta. Por alguna extraña razón sentía que habíamos intercambiado roles ¿Era eso correcto?
Suspiré dichoso y la mente se me nubló al sentir nuevamente los labios de Albert sobre mi piel. Esta vez atendía mi otro pezón haciendome sentir de nuevo tan sensible e indefenso.
Dejé escapar unos cuantos gemidos, aferrandome a las sabanas cuando lo noté bajar. Si me producía estas sensaciones tan intensas sólo en la parte superior de mi cuerpo... no quería imaginarme lo que produciría en las zonas más sensibles.
Sus besos eran tan suaves, tan cálidos, que no produjeron mal alguno al pasar por mi castigado abdomen.
¿Acaso él era incapaz de dañarme?

Siguió besando por su cuerpo, bajando por su abdomen con mucho cuidado, sin apoyarse más de lo necesario sobre su cuerpo, ya que bien sabía que era pesado.

-Cierra los ojos y disfruta...

Susurró contra su piel, seductor. Lamió ahí donde estaba, marcando un suave camino hacia su entrepierna. Quedó muy cerca, tan cerca que tan sólo le bastó mover su mano un poco para tocarle. Fueron leves movimientos, uno, dos.

Luego continuó bajando en besos y caricias.

Obedecí inmediatamente, cerrando los ojos y dejándome llevar por mi imaginación. Tratando de crear una imagen en mi mente de como se veía y nos veíamos ambos en la cama, usando como referencia la zona en la que depositaba sus besos.
Bajó tortuosamente lento hacía mi entrepierna, dejando que la desesperación de sentirlo acariciar o besar allí cambiara el ritmo de mi respiración.
-Ah... mmm.. Ah ~~ - sus roces me impidieron censurar mis gemidos que salieron de entre mis labios sin cadenas.
Estaba excitado, tal vez demasiado, y sus roces aunque leves me hicieron abrir los ojos para espiar lo que hacía. No aguantaba la curiosidad de ver qué sería lo siguiente.

Depositó un suave beso en la punta de su hinchado miembro, dulce, alzando la vista y mirándole directamente a los ojos. Sensual.

Le daba igual si quería ver. Mejor para él ¿No?

-Eres delicioso.

Lamió suavemente, dulce, la punta, rodeándola con su lengua, sin dejar ni un momento de mirarle a los ojos. Quería que quedase grabado en su mente.

- Aaaah - arrugué las sábanas entre mis dedos al sentir nuevamente el trato que le daba a mi miembro y su mirada me hizo estremecer.
Solté la sabana con una de mis manos y la llevé a mi boca, mordiendo nervioso mi dedo índice mientras inclinaba la cabeza curioso y espectante.
Su comentarió consiguió que entreabriera los labios aturdido, ¿qué había pasado con el Albert que se negaba a tocarme? Esta nueva faceta era diferente, pero seguía conservando la dulzura que tanto me atraía. Me gustaba... no, lo amaba.
- Aah ~~ - la lamida me hizo gemir, apretando la mano que estaba cercana a mi boca. Entrecerrando los ojos ante su penetrante mirada - Albert ~~ - pronuncié su nombre en suspiro, volviendo a cerrar los ojos levemente, para luego abrirlos y mirarlo con un rubor más intenso.
No podía negar que adoraba pronunciar su nombre en estas circunstancias.