Un poco de luz del día... [libre]

Salí de la oscuridad de la tienda a ver los últimos minutos de luz. Estaba atardeciendo, por lo que el cielo esta de un extraño color entre rosaceo y anaranjado.
Prendí un cigarrillo mirando al cielo y dejé que el humo tejiera sus hilos hasta desvanecerse en el aire. Los pets aún descansaban, aunque mucho tiempo no les quedaba, no faltaba mucho para que calleran los primeros clientes...

Estaba dando un paseo en mi coche. Era un día aburrido y no hayaba que hacer, así que se me había ocurrido recorrer la ciudad.
Ibamos por una calle que me parecía conocer ya, aunque no la reconocí en ese momento, hasta que lo ví fuera de la tienda.
- Deten el auto - le dije al chofer para luego abrir mi ventanilla - Bryaan ~~ - saludé con la mano sacando la cabeza fuera de la ventanilla.
Bajé del automovil a penas se detuvo y salté a sus brazos como si fueramos amigos de toda la vida. Abrazándolo por el cuello.
- ¿Qué haces aquí afuera? - pregunté volviendo a poner los pies en el piso, soltándo mi agarre.

No había terminado de exhalar todo el humo cuando reconocí la cabellera rubia de Alois. El niño me saludaba alegremente desde la ventanilla de su auto.
No pensé que volvería a verlo tan pronto por los alrededores.
Apagué el cigarrillo aplastandolo contra el suelo y cuando me disponía a acercarme el crío se me adelantó, saltándome encima de repente. Tuve que tomarlo en brazos para que no cayera...
Me soltó de repente haciendome una pregunta.
- Respiro... ¿que haces tú aqui?

- Vine a visitarte ~~ - le dije apoyando ambas manos sobre su pecho para pararme de puntas de pie y apretar sus labios con los mios.
En realidad no había pensado estrictamente en venir a verle, pero ya que estaba por ahi... ¿por qué no?
- Se que me has extrañado... - exclamé separándome y acomodando mi cabello con una mano.
Entré a la tienda abriendo sus puertas ampliamente y comencé a caminar lentamente por los pasillos.
- Vamos a tu oficina, Bryan ~~ - lo llamé adelantándome.

El niño se atrevió a robarme un beso como si se tratara de algo cotidiano, sin mostrar ni la más minima verguenza. Por mi parte, no me resistí... como si fuera algo que me molestara.. Pss, todo lo contrrario, sólo que me sorprendía que mostrando ese atuendo que rebosaba dinero, tuviera tantas manías pet incluidas. Definitivamente no eran costumbres que se les olvidaran facil.
Escuché sus palabras y el panorama me cambió... no eran manías, intentaba seducirme. Otro más...
Si seguía follando con los "pets" y "ex pets" que se me acercaban, facilmente podría ponerme en alquiler también. Obtendría dinero y me la pasaría follando. El sueño de todo hombre, ¿verdad?
Miré como Alois entraba a la tienda y me pedía que lo acompañara a mi oficina. No había que hacer esperar a un cliente...
Entré caminando derecho a la ofina, mientras me preguntaba cuando me costaria vestirlo de pet nuevamente.

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